Localización:
El orfanato de Tongling se encuentra en la ciudad de Tongling, a unas 3 horas por carretera de Hefei, la capital de la provincia de Anhui.
El orfanato de Tongling se encuentra en la ciudad de Tongling, a unas 3 horas por carretera de Hefei, la capital de la provincia de Anhui.
La dirección del orfanato:
Información sobre Tongling:
La ciudad de Tongling ha sido famosa como ciudad de montaña desde sus orígenes en la dinastía Han, a más de 1500 años atrás.
Su superficie total es de 1.113 km cuadrados.
Debido a sus yacimientos de cobre y estaño, era un centro importante en el pasado para la producción de bronce. Hoy en día la base industrial de la ciudad todavía gira en torno a varias minas de cobre en los alrededores.
Información general:
El orfanato se inauguró en 1958 (situado en South Huaine Ave).
En mayo de 1997 se trasladó a un nuevo edificio al centro de la ciudad.
Da hogar a niños y ancianos. De hecho hay 80 camas para los ancianos y 120 para los niños, aunque no se utilizan todas.
Tiene 9 habitaciones para los niños.
Información general:
El orfanato se inauguró en 1958 (situado en South Huaine Ave).
En mayo de 1997 se trasladó a un nuevo edificio al centro de la ciudad.
Da hogar a niños y ancianos. De hecho hay 80 camas para los ancianos y 120 para los niños, aunque no se utilizan todas.
Tiene 9 habitaciones para los niños.
Algunos de los niños residen en familias de acogida de la ciudad.
Hay unos 80 niños viviendo en el orfanato y unos 50 de estos tiene necesidades especiales.
AFAC hizo una donación de 80 edredones para los niños de este orfanato en 2007.
Hay unos 80 niños viviendo en el orfanato y unos 50 de estos tiene necesidades especiales.
AFAC hizo una donación de 80 edredones para los niños de este orfanato en 2007.
La fundación Amity colabora con este orfanato, al igual que Love Without Boundaries que ha prestado asistencia.
Adopciones por año (aproximado):
- 2000: 152
- 2001: 30
- 2002: 52
- 2003: 83
- 2004: 55
- 2005: 16
- 2006: 38
- 2007: 12
- 2008: 9
- 2009: 0
- 2010: 3
Director del orfanato:
Adopciones por año (aproximado):
- 2000: 152
- 2001: 30
- 2002: 52
- 2003: 83
- 2004: 55
- 2005: 16
- 2006: 38
- 2007: 12
- 2008: 9
- 2009: 0
- 2010: 3
Director del orfanato:
1991-1997: Xu Zhong Fa
1997-2002: Han Jia Xiang
2002-2008: Yang Lin Chun
2008-2009: Chen Xue Hui
2009-actualidad: Gao Shuang Ying
Apellidos de los niños:
Tong (铜)
Fotografías del orfanato:
Exterior del orfanato:
Relatos de familias que han visitado el orfanato o la ciudad:
Familia española que visitó el orfanato en julio de 2012 durante el viaje a los orígenes (adoptaron a su hija en 2004, con 16 meses):
Nos hemos pegado un buen madrugón. Hemos quedado a las 7h30 con la guía. El orfanato está a unas 3 horas en coche y tenemos que llegar sobre las 10h30, todo lo más a las 11h. Mi hija está muy linda. Ha elegido ponerse un vestido precioso, quiere que la vean guapa.
El camino es agradable, con un paisaje verde y apacible. En ruta paramos para comprar chuches, galletas y caramelos a los niños. También llevamos regalos para la cuidadora. A mi niña le hace mucha ilusión verla.
Casi al final del viaje el conductor se pierde, pero recibimos una llamada del orfanato y nos dicen que vienen a nuestro encuentro ya que el chófer no se aclara. Llega un señor y se sube al coche. La guía no nos dice de quién se trata. Más tarde me entero que es el gran Jefe de Asuntos Sociales. Es el encargado de recibirnos, porque el director del orfanato está fuera de la ciudad.
Mi hija está tensa, cogida de mi mano. No abre la boca. Primero nos pasan a una sala de reuniones dónde este señor saca el expediente de mi hija y nos va leyendo algunas cosas, que por cierto ya conozco puesto que es exactamente lo mismo que ponía en mi informe de asignación. En ningún momento puedo ojear el expediente ni intentar que me proporcionen más datos. Todo es muy frío.
La única persona que allí sonríe, es un periodista que no para de hacernos fotos desde que hemos llegado. Supongo que le habrán avisado desde el propio orfanato y viene para hacer un reportaje. Durante todo el tiempo que estamos en Tongling, es el único que pregunta cosas acerca de mi hija. ¡Claro, es su trabajo, tiene que escribir su artículo!
En la sala de reuniones han puesto un cartel de bienvenida para la niña. La traducción aproximada es “bienvenido al bebé que se marchó y ahora vuelve a casa”.
Supongo que es el mismo cartel que ponen cada vez que reciben una visita, ya que más tarde me comentan que en lo que va de año han ido varias familias a visitar el orfanato. Creo que todos americanos.
Después subimos al segundo piso para que mi hija pueda ver la sala dónde jugaba de pequeña. Vamos cargadísimas con nuestras bolsas de regalos, pero el “jefazo” da órdenes para que se guarden. No quiere que las vean los niños y alboroten. Mi hija se queda desilusionada.
La sala es pequeña. Tiene algunos juguetes y un par de mesitas. Hay como diez o doce niños. Parece que todos o casi todos son de necesidades especiales. Es duro verlos tan frágiles. Mi hija se queda muy impactada.
Allí hay tres cuidadoras a las que saludamos. No hay ningún beso para mi hija, ninguna caricia, ningún comentario sobre lo guapa que está, nada… Les enseñamos las fotos que les hemos llevado. Son fotos de mi hija y fotos de casi todas las niñas que salieron ese misma día con ella en adopción. También llevamos algunas fotos que hicieron ellas con una cámara que mandé al orfanato en 2004. Evidentemente no las habían visto puesto que las revelé en Pekín. Parece que las que les interesan son dos fotos que se hicieron en la puerta del orfanato con las niñas en brazos el día que salían para Hefei a entregárnoslas.
Ninguna cuidadora pregunta nada sobre cómo están las otras niñas ni tampoco sobre la mía. Veo como el “Jefazo” recoge las fotos y se las lleva.
Preguntamos por la cuidadora de mi hija y nos dicen que no está, que tiene turno de noche. El fallo es garrafal ya que había solicitado expresamente que ella estuviera presente. La carita de mi hija lo dice todo.
Llevamos pocos minutos pero ya tengo muy claro que el día no va a ser fácil, ni para mi hija ni para mi. Tengo que intentar que mi niña no viva este día como un fracaso. Aunque los demás demuestren una perfecta indiferencia yo tengo que intentar resultarle todo lo positivo. A partir de ese momento me dedico a decirle lo bonito que es el cartel de bienvenida que le han hecho, que ha venido un periodista para entrevistarla porque todos están contentos de que haya venido desde tan lejos a visitarlos, que nos van a invitar a comer, que las cuidadoras la recuerdan, etc…
Pido ver el dormitorio dónde estuvo mi hija. Acceden a regañadientes, porque nos dicen que los bebés ya están durmiendo la siesta. Entramos en una habitación pequeña y llena de cunas. Allí no hay cuidadoras. Las niñas duermen solas y a puerta cerrada . Tampoco existe ningún cristal para que alguien desde el exterior pueda vigilar su sueño. Las cunitas tienen un colchón y una estera. Las niñas reposan directamente sobre la estera. Algunas están dormidas y otras no. Una llora desconsolada sin que nadie le haga caso. Me acerco y le acaricio la carita para intentar tranquilizarla. El “Jefazo” se acerca rápidamente, me aparta y me dice que la niña tiene fiebre.
Y aquí se acaba la visita. No ha durado ni un cuarto de hora. No hay más remedio que marcharse. Nos invitan a comer y nos tenemos que ir. Son las 11h y pocos minutos. Vamos andando al restaurante que está a menos de 100 metros.
Mi hija sigue muy seria y no ha despegado la boca. Le voy hablando y dándole mimos para intentar que reaccione, pero sigue tensa. En la puerta del orfanato intento hacerle una foto y no hay manera, se niega rotundamente.
En el restaurante nos han reservado una sala. Hay una mesa grande que está todavía sin poner (es muy pronto, incluso para China), una mesa pequeña y un sofá.
Nos ceden el sofá y alrededor de la mesa pequeña se sientan el “Jefazo”, otro señor que acaba de entrar y al que no me presentan, el periodista, el chófer y la guía. Ellos se ponen a hablar y nosotras estamos como convidadas de piedra allí sentadas. Daría cualquier cosa por salir corriendo con mi niña. De vez en cuando intento meter baza, pero no parece interesarles mucho. El Jefazo pregunta que nos apetece comer. Le digo que lo que les parezca pero que no sea mucho porque somo de poquito comer.
Por fin la mesa está puesta y el Jefazo me sienta a su lado. La comida se compone de muchísimos platos con especialidades de la zona. Me dicen que la niña debe probar la comida de su tierra. ¡Aleluya! ¡Por fin se acuerdan de que mi hija existe y está allí sentada!
Mi hija apenas prueba nada y yo me esfuerzo en ir comiendo algo por pura educación. Los demás se ponen las botas pero yo tengo un nudo en el estómago.
Durante la comida no hacen ni una sola pregunta acerca de la niña, salvo el periodista. Yo trato de hablarles un poco acerca de mi hija y de las demás niñas que viven en España. No parece que sea un tema de su interés. Ningún comentario, ninguna palabra cariñosa, nada.
Hablan entre ellos, hacen varios brindis entre ellos y así transcurre la comida. Hago otro par de intentos para hablarles de las aficiones de mi hija y de lo estudiosa que es, pero no tengo mucho éxito. Me rindo.
Ellos nos han invitado a comer y nada más. Todo es puro protocolo, fría educación china. ¿Dónde están la calidez, el cariño, el interés por mi hija?
Al terminar la comida el Jefazo se ofrece para llevarnos al mercado de Yangjiashan. Yo quería haber ido a solas con el chófer y la guía pero no hay manera.
Este es el lugar dónde abandonaron a mi hija. A ella le he dicho que vamos a ver un mercado típico de la ciudad. No he tenido valor para decirle que allí la dejaron. ¡Menos mal! El mercado está en una zona céntrica. En la puerta hay un montón de puestos dónde hacen comida para llevar. Todo es viejo, sucio y desangelado. El interior es muy cutre. En una parte venden frutas y verduras y en otra peces vivos que están en cubetas de cemento llenas de agua. Los puestos están apiñados y el suelo mojado. Es un recinto cerrado, pequeño y muy humilde.
No estoy nerviosa pero tengo el corazón encogido. Pienso la niñita de casi 3 meses que de pronto se encontró allí sola en ese lugar tan desangelado. Ver el lugar ha sido mucho más duro de lo que yo creía. Me va a costar remontar la infinita tristeza que me ha producido. He hecho una pequeña grabación con la cámara pero tengo que dejar pasar el tiempo antes de verla. Justo al lado de este viejo mercado hay una lujosa tienda de té, que podría estar perfectamente en el mejor barrio de cualquier ciudad. Estas son las contradicciones de China. El lujo y la pobreza conviviendo sin pudor.
Ahora el Jefazo nos propone visitar una tienda dónde venden objetos de bronce. Tongling es famosa por el bronce. Tienen minas y una importante industria. Las piezas son preciosas y muy caras. A mi hija le compro una pequeñita como recuerdo de su ciudad.
Entonces el Jefazo me enseña una pieza preciosa que representa a dos niños pequeños. Dice que es una reproducción de una escultura famosa que hay en la ciudad y que es un regalo para mi hija. La guía enseguida se apresura a decirme el precio para que vea la generosidad del director.
Agradezco el gesto pero eso no es lo que yo quería para mi hija. Una sola muestra de cariño hubiese sido mil veces más valiosa. No obstante el regalo me sirve para seguir endulzándole la visita a mi hija. Para que se sienta importante.
Por último nos dan una vuelta en coche para ver la ciudad y nos despiden. Son las 14h30 y ya vamos camino de regreso. Afortunadamente mi hija se duerme enseguida. Yo no puedo. Es demasiado lo que tengo que ir asimilando.
Al llegar al hotel coincidimos en recepción con la otra familia que acaba de regresar de la visita al orfanato de su hija. Vienen felices. Su visita ha sido cálida y afectuosa. Las cuidadoras han cambiado y ya no son las mismas pero aún así han sido encantadoras. Se han hecho un montón de fotos con la niña, han preguntado mil cosas, le han hecho un peinado especial, un regalo, etc…
Además les han permitido ver y “tocar” el expediente. Han podido fotografiar la nota de abandono que llevaba la niña en su ropa. Me la enseñan y me la traducen (“esta niña nació tal día a tal hora. Somos muy pobres y no la podemos cuidar. Rogamos a la gente de buen corazón que la cuiden”).
¡Qué envidia me dan! Esa era la visita que había soñado para mi hija.
Evidentemente, yo me había preparada para mil situaciones: que no nos dejaran visitar el orfanato, que ya no trabajara allí su cuidadora, que no recordaran a la niña, etc…para lo que no me había preparado era para esta indiferencia.
Páginas de familias adoptantes:
No hemos encontrado páginas de familias españolas adoptantes en el orfanato de Tongling
1997-2002: Han Jia Xiang
2002-2008: Yang Lin Chun
2008-2009: Chen Xue Hui
2009-actualidad: Gao Shuang Ying
Apellidos de los niños:
Tong (铜)
Fotografías del orfanato:
Exterior del orfanato:
Interior del orfanato:
Hemos creado un álbum con todas las fotografias que tenemos del orfanato de Tongling (pinchar aquí)
Hemos creado un álbum con todas las fotografias que tenemos del orfanato de Tongling (pinchar aquí)
Jordi y Yoli, papás de Jana (adoptada en abril de 2009):
Nos levantamos a las 7 de la mañana, desayunamos a las 8 y salimos hacia el registro en autocar. Todos vamos charlando y bromeando sobrellevando los nervios con la mayor elegancia posible, je je. Llegamos al registro, entramos en una sala grande, fria y fea. Las mesas alargadas estan dispuestas en forma de U. Nose sentamos y esperamos, todavía no han llegado las niñas, seguimos bromeando y quedando para filmar el gran momento los unos a los otros. Oímos ruido y lloriqueos, ya están aquí!!, de momento sólo viene 4 niñas del orfanato de Diyuan, son las más peques, entre 18-22 meses. Entran llorando tres de ellas, la cuarta parece estar esperando a sus papas pues se la ve tranquila cuando la cogen en brazos.
Yo, tranquila, lloro de emoción cuándo veo a la pareja de Menorca abrazar a su hija, la expresión de sus papas fue una pasada, la seguridad de su mamá y la alegría de su papa me llegaron al corazón. Jordi y yo estamos contentos, emocionados y tranquilos esperando. Volvemos a sentir niñas en el pasillo, ahora si, entran caminando las dos que faltaban de 3 añitos, una de ellas Jana.
Sus caritas, cómo definirlas, entre miedo, inseguridad, timidez, un poema. Nos levantamos de nuestras sillas y vamos hacia Jana, yo no me lo pienso dos veces y la cojo en brazos. Jana acepta pero cierra los ojos para no vernos, lloriquea. Acto seguido le cojo una manita y me teletransporto al cielo, no lloro, sólo quiero transmitir paz, aunque no lo consiga. Ya lloraré luego.
Nos sentamos de nuevo y yo tengo encima a Jana. Noto que está mojada, huele mal y está bastante sucia. Le acaricio la frente y parece que se calma, abre los ojos pero no le gusta lo que ve, pues se le nota el miedo en todo su cuerpo. Creo que tiene fiebre, va demasiado abrigada, 4 mangas y no hace nada de frio, pero allí es costumbre y tan sólo le quitamos el abrigo. Jana se calma, no llora, a veces nos mira con su expresión de miedo.
La otra niña de 3 añitos chilla, llora y no quiere ir con sus padres, no hay manera. Que contrariedad, a los pocos dias se llevaba genial con su papa y lo buscaba por todos lados, y a la semana se abrazaba a su mama. De fondo las niñas desconsoladas siguen retando a Pavaroti y le superan.
Podemos estar pendientes de las niñas pues tan sólo te dan a firmar un documento conforme la niña esta a tu cargo durante 24 horas, pues hasta el dia siguiente no firmas ante notario, etc... Júlia me emocionó pues me pidió que si podía coger a Jana en brazos y yo le dije que no que iba mojada y ella me respondió que daba igual, que era su hermana y os aseguro que Júlia es bastante escrupulosa. Júlia se sentó y puse a Jana encima de ella, Júlia le acarició el pelo a Jana y comprobó con total satisfacción que le podría hacer coletas, cosa que me comentó con una mirada.
Nos vamos, volvemos a subir al autocar, las niñas dentro de él suben un par de tonos. Jana balbucea algo en chino shada o algo así. LLegamos al hotel y probamos a bañarla, Jana demuestra tranquilidad y seguimos con el baño. Le ponemos ropa limpia y jugamos con ella en la habitación. Sigue caminando mal, su postura no es dek todo erguida.
Yo erroneamente pensé que caminaba así por el pañal sucio, pero no. No pasa nada, sabemos que todo es cuestión de tiempo, cuidados y amor mucho amor. Pesa 10 kilos, un suspiro. Las dos primeras horas Jana juega timidamente con nosotros, luego se cerró en banda y estuvbo así unos 3 ó 4 dias. Pero poco a poco vas viendo cambios y es ahí dónde debes apoyarte, en esos pequeñísimos cambios, una mirada, un gesto.. Es una experiencia inolvidable, cuando ahora, precisamente hoy hace un mes que está con nosotros, la ves corretear, gritar papa y mama... Por cierto con Júlia desde el primer dia hizo buenas migas, pues era a la única que le daba la mano. Júlia ponía a dormir a su hermanita todas las noches, despues de cambiarle el pañal y ponerle el pijama, un amor.
________________________________________
Aquí estamos los cuatro de vuelta. Jana ha dado un cambio espectacular, a parte de engordarse casi dos kilitos que le sientan de maravilla, su actitud es diferente. Se interesa por todo, nos explica cosas, nos mira, nos achucha, una pasada. Lo del idioma, ella habla un dialecto de Tongling, nos vamos entendiendo mucho mejor aquí en casa. En China no era sólo el idioma, era el susto que tenía encima y que impedía el entendimiento. Te sientes relamente impotente, pues le quieres explicar que no tenga miedo, que todo va a ir muy bien y es realmente imposible pues Jana se cerró en banda y los cuatro primeros dias fueron extremadamente duros para ella y muy tristes para nosotros. Sabíamos perfectamente que luego todo cambia, pero ver a tu hija sufrir es lo peor de lo peor. Jana venía muy delgadita, caminaba muy mal, hasta cuando la peinaba se tambaleba y la tenía que sentar. No estaba acostumbrada a caminar y creo que ni siquiera a estar demasiado tiempo en pie. Aún así y sobre todo durante la segunda semana ya en Shanghai, Jana disfrutó del viaje. Le gustaba probar todas las comidas y le demostraba el cariño sobre todo a su hermana Júlia más que a nosotros. De hecho Júlia le cambiaba el pañal por la noche y la ponía a dormir, tierno muy tierno.
Allí en China ya íbamos notando cambios, ligeros, pero cambios, así que aprovechamos muy bien el tiempo y fuimos a todas las excursiones y salidas que habia. Jana cada dia se lo pasaba un poquito mejor. Para tener tres años está muy poco estimulada, no sabe cojer la cuchara, ni beber en vaso, ni otras cosas propias de un niño de tres años. No nos preocupa en absoluto, tiene todo el tiempo del mundo para aprender y una familia que le enseñará con todo el cariño del mundo. Jana al principio cuando se caía y hacía daño no lloraba. Ayer se golpeó con la puerta, gritó mamá y vino corriendo a abrazarme. Lo de papa y mama y tata Júlia ya lo decía en China. Es una esponja, ahora aquí en casa supongo que por llevar ya juntos más tiempo y tambien por tener más estabilidad sabiendo que este es su hogar, es mucho más fácil comunicarse y entenderse con ella, en xina lo digo por Maite y Jaime puedes contar con la ayuda de la guia. En nuestro caso Olivia, que era un sol de guia hablaba con Jana y le explicaba cosas aunque bien bien no hablaban el mismo idioma.
Jana se muestra feliz en casa, se pasa el dia correteando y jugando con nosotros. Come de todo y cantidad, duerme estupendamente, y cuando vamos a la puerta del cole se emociona cuando sale Júlia y sale corriendo a achucharla. Ante la gente se muestra arisca y nada sociable, tiempo al tiempo, también es que va un poco harta de la avalancha curiosa, normal.
Relatos de familias que han visitado el orfanato o la ciudad:
Familia española que visitó el orfanato en julio de 2012 durante el viaje a los orígenes (adoptaron a su hija en 2004, con 16 meses):
Nos hemos pegado un buen madrugón. Hemos quedado a las 7h30 con la guía. El orfanato está a unas 3 horas en coche y tenemos que llegar sobre las 10h30, todo lo más a las 11h. Mi hija está muy linda. Ha elegido ponerse un vestido precioso, quiere que la vean guapa.
El camino es agradable, con un paisaje verde y apacible. En ruta paramos para comprar chuches, galletas y caramelos a los niños. También llevamos regalos para la cuidadora. A mi niña le hace mucha ilusión verla.
Casi al final del viaje el conductor se pierde, pero recibimos una llamada del orfanato y nos dicen que vienen a nuestro encuentro ya que el chófer no se aclara. Llega un señor y se sube al coche. La guía no nos dice de quién se trata. Más tarde me entero que es el gran Jefe de Asuntos Sociales. Es el encargado de recibirnos, porque el director del orfanato está fuera de la ciudad.
Mi hija está tensa, cogida de mi mano. No abre la boca. Primero nos pasan a una sala de reuniones dónde este señor saca el expediente de mi hija y nos va leyendo algunas cosas, que por cierto ya conozco puesto que es exactamente lo mismo que ponía en mi informe de asignación. En ningún momento puedo ojear el expediente ni intentar que me proporcionen más datos. Todo es muy frío.
La única persona que allí sonríe, es un periodista que no para de hacernos fotos desde que hemos llegado. Supongo que le habrán avisado desde el propio orfanato y viene para hacer un reportaje. Durante todo el tiempo que estamos en Tongling, es el único que pregunta cosas acerca de mi hija. ¡Claro, es su trabajo, tiene que escribir su artículo!
En la sala de reuniones han puesto un cartel de bienvenida para la niña. La traducción aproximada es “bienvenido al bebé que se marchó y ahora vuelve a casa”.
Supongo que es el mismo cartel que ponen cada vez que reciben una visita, ya que más tarde me comentan que en lo que va de año han ido varias familias a visitar el orfanato. Creo que todos americanos.
Después subimos al segundo piso para que mi hija pueda ver la sala dónde jugaba de pequeña. Vamos cargadísimas con nuestras bolsas de regalos, pero el “jefazo” da órdenes para que se guarden. No quiere que las vean los niños y alboroten. Mi hija se queda desilusionada.
La sala es pequeña. Tiene algunos juguetes y un par de mesitas. Hay como diez o doce niños. Parece que todos o casi todos son de necesidades especiales. Es duro verlos tan frágiles. Mi hija se queda muy impactada.
Allí hay tres cuidadoras a las que saludamos. No hay ningún beso para mi hija, ninguna caricia, ningún comentario sobre lo guapa que está, nada… Les enseñamos las fotos que les hemos llevado. Son fotos de mi hija y fotos de casi todas las niñas que salieron ese misma día con ella en adopción. También llevamos algunas fotos que hicieron ellas con una cámara que mandé al orfanato en 2004. Evidentemente no las habían visto puesto que las revelé en Pekín. Parece que las que les interesan son dos fotos que se hicieron en la puerta del orfanato con las niñas en brazos el día que salían para Hefei a entregárnoslas.
Ninguna cuidadora pregunta nada sobre cómo están las otras niñas ni tampoco sobre la mía. Veo como el “Jefazo” recoge las fotos y se las lleva.
Preguntamos por la cuidadora de mi hija y nos dicen que no está, que tiene turno de noche. El fallo es garrafal ya que había solicitado expresamente que ella estuviera presente. La carita de mi hija lo dice todo.
Llevamos pocos minutos pero ya tengo muy claro que el día no va a ser fácil, ni para mi hija ni para mi. Tengo que intentar que mi niña no viva este día como un fracaso. Aunque los demás demuestren una perfecta indiferencia yo tengo que intentar resultarle todo lo positivo. A partir de ese momento me dedico a decirle lo bonito que es el cartel de bienvenida que le han hecho, que ha venido un periodista para entrevistarla porque todos están contentos de que haya venido desde tan lejos a visitarlos, que nos van a invitar a comer, que las cuidadoras la recuerdan, etc…
Pido ver el dormitorio dónde estuvo mi hija. Acceden a regañadientes, porque nos dicen que los bebés ya están durmiendo la siesta. Entramos en una habitación pequeña y llena de cunas. Allí no hay cuidadoras. Las niñas duermen solas y a puerta cerrada . Tampoco existe ningún cristal para que alguien desde el exterior pueda vigilar su sueño. Las cunitas tienen un colchón y una estera. Las niñas reposan directamente sobre la estera. Algunas están dormidas y otras no. Una llora desconsolada sin que nadie le haga caso. Me acerco y le acaricio la carita para intentar tranquilizarla. El “Jefazo” se acerca rápidamente, me aparta y me dice que la niña tiene fiebre.
Y aquí se acaba la visita. No ha durado ni un cuarto de hora. No hay más remedio que marcharse. Nos invitan a comer y nos tenemos que ir. Son las 11h y pocos minutos. Vamos andando al restaurante que está a menos de 100 metros.
Mi hija sigue muy seria y no ha despegado la boca. Le voy hablando y dándole mimos para intentar que reaccione, pero sigue tensa. En la puerta del orfanato intento hacerle una foto y no hay manera, se niega rotundamente.
En el restaurante nos han reservado una sala. Hay una mesa grande que está todavía sin poner (es muy pronto, incluso para China), una mesa pequeña y un sofá.
Nos ceden el sofá y alrededor de la mesa pequeña se sientan el “Jefazo”, otro señor que acaba de entrar y al que no me presentan, el periodista, el chófer y la guía. Ellos se ponen a hablar y nosotras estamos como convidadas de piedra allí sentadas. Daría cualquier cosa por salir corriendo con mi niña. De vez en cuando intento meter baza, pero no parece interesarles mucho. El Jefazo pregunta que nos apetece comer. Le digo que lo que les parezca pero que no sea mucho porque somo de poquito comer.
Por fin la mesa está puesta y el Jefazo me sienta a su lado. La comida se compone de muchísimos platos con especialidades de la zona. Me dicen que la niña debe probar la comida de su tierra. ¡Aleluya! ¡Por fin se acuerdan de que mi hija existe y está allí sentada!
Mi hija apenas prueba nada y yo me esfuerzo en ir comiendo algo por pura educación. Los demás se ponen las botas pero yo tengo un nudo en el estómago.
Durante la comida no hacen ni una sola pregunta acerca de la niña, salvo el periodista. Yo trato de hablarles un poco acerca de mi hija y de las demás niñas que viven en España. No parece que sea un tema de su interés. Ningún comentario, ninguna palabra cariñosa, nada.
Hablan entre ellos, hacen varios brindis entre ellos y así transcurre la comida. Hago otro par de intentos para hablarles de las aficiones de mi hija y de lo estudiosa que es, pero no tengo mucho éxito. Me rindo.
Ellos nos han invitado a comer y nada más. Todo es puro protocolo, fría educación china. ¿Dónde están la calidez, el cariño, el interés por mi hija?
Al terminar la comida el Jefazo se ofrece para llevarnos al mercado de Yangjiashan. Yo quería haber ido a solas con el chófer y la guía pero no hay manera.
Este es el lugar dónde abandonaron a mi hija. A ella le he dicho que vamos a ver un mercado típico de la ciudad. No he tenido valor para decirle que allí la dejaron. ¡Menos mal! El mercado está en una zona céntrica. En la puerta hay un montón de puestos dónde hacen comida para llevar. Todo es viejo, sucio y desangelado. El interior es muy cutre. En una parte venden frutas y verduras y en otra peces vivos que están en cubetas de cemento llenas de agua. Los puestos están apiñados y el suelo mojado. Es un recinto cerrado, pequeño y muy humilde.
No estoy nerviosa pero tengo el corazón encogido. Pienso la niñita de casi 3 meses que de pronto se encontró allí sola en ese lugar tan desangelado. Ver el lugar ha sido mucho más duro de lo que yo creía. Me va a costar remontar la infinita tristeza que me ha producido. He hecho una pequeña grabación con la cámara pero tengo que dejar pasar el tiempo antes de verla. Justo al lado de este viejo mercado hay una lujosa tienda de té, que podría estar perfectamente en el mejor barrio de cualquier ciudad. Estas son las contradicciones de China. El lujo y la pobreza conviviendo sin pudor.
Ahora el Jefazo nos propone visitar una tienda dónde venden objetos de bronce. Tongling es famosa por el bronce. Tienen minas y una importante industria. Las piezas son preciosas y muy caras. A mi hija le compro una pequeñita como recuerdo de su ciudad.
Entonces el Jefazo me enseña una pieza preciosa que representa a dos niños pequeños. Dice que es una reproducción de una escultura famosa que hay en la ciudad y que es un regalo para mi hija. La guía enseguida se apresura a decirme el precio para que vea la generosidad del director.
Agradezco el gesto pero eso no es lo que yo quería para mi hija. Una sola muestra de cariño hubiese sido mil veces más valiosa. No obstante el regalo me sirve para seguir endulzándole la visita a mi hija. Para que se sienta importante.
Por último nos dan una vuelta en coche para ver la ciudad y nos despiden. Son las 14h30 y ya vamos camino de regreso. Afortunadamente mi hija se duerme enseguida. Yo no puedo. Es demasiado lo que tengo que ir asimilando.
Al llegar al hotel coincidimos en recepción con la otra familia que acaba de regresar de la visita al orfanato de su hija. Vienen felices. Su visita ha sido cálida y afectuosa. Las cuidadoras han cambiado y ya no son las mismas pero aún así han sido encantadoras. Se han hecho un montón de fotos con la niña, han preguntado mil cosas, le han hecho un peinado especial, un regalo, etc…
Además les han permitido ver y “tocar” el expediente. Han podido fotografiar la nota de abandono que llevaba la niña en su ropa. Me la enseñan y me la traducen (“esta niña nació tal día a tal hora. Somos muy pobres y no la podemos cuidar. Rogamos a la gente de buen corazón que la cuiden”).
¡Qué envidia me dan! Esa era la visita que había soñado para mi hija.
Evidentemente, yo me había preparada para mil situaciones: que no nos dejaran visitar el orfanato, que ya no trabajara allí su cuidadora, que no recordaran a la niña, etc…para lo que no me había preparado era para esta indiferencia.
Páginas de familias adoptantes:
No hemos encontrado páginas de familias españolas adoptantes en el orfanato de Tongling
Páginas de familias adoptantes (en otros idiomas):
A Journey to China: junio 1999
Otras páginas de interés sobre el orfanato (también en inglés):
Families With Children From Tongling
DVD del orfanato
Vídeo del orfanato: Tongling SWI
[Las entradas se van ampliando constantemente, si teneis información que aquí no salga, así como experiencias y fotos, sería muy importante que colaboraseis con nosotras para las familias que vienen detrás].
Volver a Anhui
A Journey to China: junio 1999
Otras páginas de interés sobre el orfanato (también en inglés):
Families With Children From Tongling
DVD del orfanato
Vídeo del orfanato: Tongling SWI
[Las entradas se van ampliando constantemente, si teneis información que aquí no salga, así como experiencias y fotos, sería muy importante que colaboraseis con nosotras para las familias que vienen detrás].
Volver a Anhui
Soy una chica, que nacio en china y bueno estuve en este orfanato.
ResponderEliminarNo recuerdo mada de este lugar, solo me dijeron cosas de este sitio y bueno se que pase aqui mis primeros 9 meses de vida hasta q me adoptaron y agradezco que me acogieran en este lugar. Esto fue en el 2001 el 11 de noviembre del 2001 y bueno, ahora q se de esta pagina(despues de muchos años) me alegra saber que sigue funcionando bien y que alegren a los padres como alegraron a los mios, Gracias��